miércoles, 2 de diciembre de 2009

NUESTRO SITIO

El votante en un pais más o menos democrático siempre ha tenido dos opciones claramente diferenciadas: izquierda y derecha; luego aparecieron los verdes (generalmente de izquierdas, al menos en este pais), y últimamente tenemos los nacionalistas, producto típico de aquí, que no son de unos ni de otros, sino que son suyos, exclusivamente suyos pero eso sí, mamando de los demás no importa de quién, del que gobierne, sea quien sea, sin importarles el pais que parasitan ni sus gentes. (Este es un asunto que hoy aquí no cabe así es que, dejémoslo. Volveremos).
¿Y nosotros? Dice nuestro Manifiesto Fundacional (el de upd) que somos progresistas y demócratas (claro, no hay más que leer cómo nos llamamos). Dice nuestra Presidenta que somos un partido transversal, que es una forma elegante de decir que somos de izquierdas en algunos conceptos y de derechas en otros, rechazando el resto de los dos y aportando nuestras propias ideas que no son de nadie más que nuestras, como ahora veremos. Y cuando hablo de conceptos, me estoy refiriendo exactamente a eso, a conceptos y en ningún caso a actitudes, porque visto el ejemplo que están dando los grandes, creo que tenemos bastante con sentir la vergüenza ajena que nos sonroja, por supuesto a los que todavía vamos por la vida con nuestros valores como mejores compañeros. ¿Otra vez? Pues si, ya veis.
Creo recordar (o no, porque ya sabéis que de memoria ando algo escaso) que he dicho antes que a los ciudadanos de aquí (no se en otros paises) se nos está desdibujando la frontera entre lo que está bien y lo que no, y un buen ejemplo para corroborar esto es pararnos a pensar un par de minutos en el afloramiento de la corrupción de los que arriba he llamado grandes. Generalizada, por mucho que se empeñen en negarlo y catalogarla de puntual. De puntual, nada. Aquí, quien más quien menos, trinca lo que puede.
Estaba ahí, delante de nuestras narices y nosotros tan confiados. Pues si nos centramos en la corrupción municipal que es la más abundante, resulta que cada vez que se abre la puerta de un ayuntamiento (con Sitel o no, soviético él), emana un efluvio apestoso que ríete tú del mal olor de Dinamarca. De momento son pocos, pero esperad y veréis.
A lo que nos ocupa. Vemos en televisión que unos quitan a otros, que se ponen ellos (me importa a mi lo que piensen estos paletos) (traiciones de gentes sin ética, tanto que un concejal se ha cargado a su alcalde para ponerse él), se descubre un asunto de recalificación de suelo, se acusa a un alcalde (también a una alcaldesa, querida Bibiana), a un concejal, a un político, vaya. Y la pelota crece, y cada vez hay más, y lo vemos todos los días.
Al final va a ocurrir que nos acostumbraremos a ello, y como vemos que en muchas ocasiones no ocurre nada, que los jueces no actúan, si esta situación continúa empezaremos a pensar que es normal que un político robe. Y ya está. Habremos descendido un escalón más en nuestro camino hacia la degradación moral. Y esto sí que es triste, porque somos nosotros, los ciudadanos.
Y volviendo al título, esto lo estoy escribiendo para definir un lugar, nuestro lugar, donde ubicarnos para que sepáis qué es lo que votáis los que nos veáis como una opción.
Nuestro sitio no es la izquierda ni la derecha. Entonces seremos el centro, que es lo único que queda. Pues no. Aunque podamos parecerlo, ni somos el centro ni lo pretendemos. Somos algo diferente. Nuestro sitio es cualquiera donde se defiendan los valores, los verdaderos valores, donde se defienda la democracia, la verdadera democracia, donde se defienda la independencia de la justicia, la verdadera independencia de la justicia, donde se defienda el progresismo, el verdadero progresismo como (y esto no es de mi cosecha, es copia literal de nuestro Manifiesto) elemento de lucha contra las tiranías que pisotean la democracia formal, así como contra la miseria y la ignorancia que imposibilitan la democracia material y, sobre todo, donde se defienda la libertad, la verdadera libertad, esa que tanto odian los socialistas e ignoran las gentes del partido de la derecha. Nuestro sitio es ese. Lo que defendemos hoy no lo defiende nadie. Nadie más que nosotros. Y si albergáis sentimientos similares a los nuestros, ya sabéis dónde estamos. No nos vamos a mover nunca. No vamos a cambiar nunca. Siempre estaremos en el mismo sitio. Aquí.


Noviembre-2009
Diógenes